Rasta, nuestro pequeño superviviente vagando como tantos otros por los pueblos de Aragón. Sabe Dios lo que habrá sufrido. Tan pequeño, tan indefenso y desprotegido. Llego a nosotros a través de una buena persona que lo recogió a pesar de que tenía gatos y Rasta no se lleva bien con ellos. Tiene una lesión en un ojito consecuencia de su vida en la calle por lo demás, es un perrito sano y feliz que se lleva bien con machos y hembras y que no busca conflictos.
Es muy tímido al principio pero ni siquiera intenta huir cuando te acercas, se queda quietecito como esperando que no lo veas. Pero entonces te das la vuelta y va saltando detrás de ti para que no te vayas.
Soñamos con encontrarle una casa donde lo quieran mucho, con humanos que tengan paciencia para devolverle totalmente la confianza, donde se siente protegido, seguro y calentito. A veces los sueños se hacen realidad… ¿Qué os parece si lo intentamos?