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La historia de Willy, empezó con un bonito inicio, en nuestra mano esta que el tiempo que le queda de vida, esperamos y deseamos que aun sea bastante, pueda tener también un bonito final.

Este encantador perrito, hizo durante 11 años las delicias del matrimonio mayor que lo adoptó cuando apenas tenía un añito de vida. Fue cuidado y querido por ellos hasta que tuvieron que ser trasladados a una residencia y fue cedido a la protectora.

Willy es súper limpio, los primeros días ni siquiera salía a su trocito de jardín de su chenil a hacer sus cosas, así que nada más llegar por la mañana era al primero que había que sacar a la zona de recreo.

Enseguida se ha ganado el cariño de los voluntarios, y al ser el perrito más pequeño del refugio, por el día está en el edificio de voluntarios, que van y vienen entre limpieza y cuidados de los perritos,

Igualmente se da sus paseos por el exterior del edificio por la zona de olivos, desde donde ve todos los sectores y puede contemplar entretenido las salidas de todos los perritos.

Eso sí cuando llega la hora de comer de los voluntarios, vuelve al edificio buscando su compañía y termina dormido a sus pies, seguro que era lo que hacía con los ancianos, no digáis que no es encantador.

Pero llega la hora de cerrar el refugio y aunque tiene su camita y mantitas en su chenil, Willy ya no tiene la compañía humana que el tanto busca.

El ya abuelito Willy no aparenta la edad que tiene, se le nota que ha sido querido y cuidado, y estos días esta guapísimo con los abriguitos que han llegado de las donaciones de Alemania, se puede ver en las fotos, parece una portada de revista.

Aunque le estamos preparando para el frio invierno en el refugio, nuestro sueño es que lo pase junto a la chimenea o el calor de un nuevo hogar.

Al principio no quería comer comida seca, mezclada con la comida húmeda se la come mejor, y sobre todo los primeros días teníamos que calentarle un poco la latita en el microondas, se nota que comía comida casera con los ancianos y hasta que no estaba un poquito caliente, no se la comía.

 

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