Finnick apareció cerca de la casa de una de nuestras colaboradoras en un barrio rural de Zaragoza. Era una noche tormentosa y probablemente eso le llevó a buscar cobijo y ayuda. Se encontraba en un estado lamentable, con el pelaje lleno de calvas, prácticamente sin pelo en su parte trasera, esquelético y con una desnutrición más que visible. Quizá había permanecido atado o recluido en algún sitio y consiguió escapar, o quizá llevaba mucho tiempo vagando de un lado para otro, nunca lo sabremos. Pero consiguió reunir el valor para buscar ayuda, fue un valiente, y por eso ahora queremos ofrecerle una nueva vida.
Finnick es un perro joven y como tal activo y juguetón. Pero a la vez es muy bueno y cariñoso. El cambio físico que ha sufrido en estos pocos meses de vivir en nuestra protectora ha sido más que notable. Tras los múltiples baños y cuidados que le han dispensado las personas que están a su cargo le ha vuelto a crecer el pelo, y demuestra ser un perro felíz y sociable. Corretea con sus compañeros de refugio como si nada hubiera pasado. Porque nada de lo sufrido ha hecho mella en el carácter de Finnick.
Después de hacerle las analíticas resultó positivo a Leishmania, que ya ha sido tratada y ha mejorado muchísimo, por lo que sabemos que podrá hacer una vida totalmente normal.
Finnick es un perro muy dócil que viaja bien en coche y va muy tranquilo con la correa. Es muy cariñoso y busca la compañía de todos los voluntarios. Se pega a tus talones mientras vas de un lado a otro jugueteando contigo y buscando tu atención.
Para recuperarse del todo a nuestro Finnick sólo le queda que le encontremos un verdadero hogar donde poder olvidar para siempre el infierno que pasó no hace tanto y que queremos olvide definitivamente.
¡Finnick por fin ha encontrado una familia con la que se reunirá muy pronto!