A esta simpática podenquita la encontraron unas personas que estaban trabajando por los alrededores de nuestro refugio. La recogieron y nos la trajeron para que cuidáramos de ella o encontrásemos a sus propietarios si es que se había perdido. Carecía de microchip y llevaba una cuerda cortada en el cuello. Corría un grave peligro por las carreteras.
Es una pequeña muy simpática y divertida, que no para de corretear y hacer cabriolas para que le hagas caso. Su rabito va de un lado para otro como si quisiera contarnos la felicidad que siente de verse por fin querida y cuidada.
Nada más verla consigue hacer sonreír a todo el mundo. Es muy sociable con perros y personas. Cuando está ante un perro más grande que ella se agacha graciosamente y se hace aún más pequeña, como si fuera consciente de su tamaño, pero juega con ellos sin problemas.
Es una perrita muy joven, con toda la vida por delante, que comparte chenil con otras dos perritas de muy buen carácter a las que parece haber adoptado de “mami” y hermana mayor y con las que juega sin parar.
Es un cielo de perra que despierta en ti todas las sonrisas y toda la simpatía del mundo. Su buen carácter se ha ganado el cariño y la ternura de todos los que acudimos al refugio.
Es movida, como cualquier perrito joven, pero es muy dócil y no tiene ningún problema de comportamiento.
El único problema de Leti es que ha dado positivo en Leismania, aunque ya está en tratamiento. Pero ni su aspecto físico ni sus ganas de correr y jugar manifiestan síntomas de ser una perrita enferma, muy al contrario tiene un aspecto y una energía increíbles. Por eso, estamos convencidas que una vez que termine el tratamiento, Leti será capaz de vencer a la enfermedad, igual que fue capaz de vencer su triste destino.
Leti ha sido adoptada por M.Jesus y su familia, voluntarios y colaboradores de nuestro refugio, así que no podía haber tenido mejor lugar para pasar el resto de su vida.